Franco condecoró al masón Victor F. Felgueroso.



No deja de ser meridianamente claro a estas alturas del siglo XXI, que la Guerra Civil española fue toda una hecatombe que volvió del revés muchas cosas, entre ellas la maltrecha y maltratada historia de la masonería española. La muestra de lo que aconteció en Asturias es un paradigma de lo que había venido sucediendo desde hacía ya muchas décadas.

Tras la llegada del primer taller masónico a la región asturiana gracias al empuje de emigrantes españoles y extranjeros, dedicados al arte del vidrio y la talla, tras escasos tres años de actividad de nuevo la debacle del trabajo masónico debido a la persecución que se instruyó desde la regencia de Isabel II. Tendría que ser el Príncipe Murat, a la sazón Gran Maestre del Gran Oriente de Francia, quien ayudara a paliar los efectos de la persecución sobre los masones radicados en los valles de Gijón, y con su intervención detener las condenas que estaban sufriendo algunos miembros de la logia.

Tras este accidentado nacimiento masónico, vendría un secarral de casi veinte años, tras los cuales regresaría la actividad hiramista a la región, lo cual va a conllevar una fuerte implantación de logias a lo largo de Asturias, con talleres en Gijón (7 logias); Luarca, (3 logias); Avilés (2 logias); Navia, (1 logia y un Triángulo) y Trubia, Belmonte y Bimenes con una logia cada uno, a excepción de Oviedo donde se implantarán los siguientes talleres: Logia Luz Ovetense 1874-1877 (52 miembros);Logia Nueva Luz 1877-1886 (98 miembros);Logia Los Caballeros de la Luz 1886-1888 (11 miembros); Logia Juan González Río nº 42; 1888-1893 (129 miembros); Capítulo Vigilantes de Asturias 1889-1892 (29 miembros).

Es esta una masonería regional compuesta mayoritariamente por, abogados, cátedros y comerciantes de altas cualidades sociales, políticas y hasta académicas, cuyas élites muy bien podrían representar hombres como: Braulio Vigón, Fermín Canella, Arias Carvajal, o los Somines, etc. La lista es abultada y la ideología predominante en aquellas élites, podríamos situarla en esos momentos, dentro del amplio abanico republicano compuesto por federalistas, progresistas, zorrillistas, etc, Los matices y las calificaciones o adscripciones pueden ser amplias y variadas.

Esta activa masonería de finales del siglo XIX combativa como ella sola contra los elementos clericales y conservadores, como bien refleja el Semanario La Verdad de Oviedo, de tendencia republicana zorrillista, publicado por una logia durante tres años, cuyo periplo va a finiquitar con el desastre del 98, y con ella concluirá una época prodigiosa.

En la nueva ola del siguiente período ya no estarán los viejos luchadores de la sociabilidad masónica de antaño, unos por vejez y otros porque la dura travesía les había domesticado las ilusiones y hasta las utopías de de otros tiempos.

Pues bien, en una de esas logias ovetenses se va a iniciar Victor Fernández Felgueroso, que lo hará, concretamente en la logia Nueva Luz , donde aparece como iniciado Aprendiz Masón, según el cuadro lógico de la logia de 1886, y en él aparece consignado con el nombre simbólico de Morse, y con la profesión de Capataz de Minas.

En ese año la logia ocupaban sitial junto con otros el capataz de minas Fernández Nespral y al catedrático Fermín Canella Secades.

De la actividad masónica del Hermano Morse, no sabemos mucho, pues los archivos del la logia están prácticamente desaparecidos, y lo que queda es muy poco para rastrear las andanzas de los miembros de la batalladora logia, que tenía una guerra abierta contra el obispo Martínez Vigil, aquel que promovió las famosas Ligas antimasónicas.

Tampoco los diversos trabajos sobre los Hermanos Felgueroso , hacen mención alguna de tal membresía, como mucho dan como miembros de los Rotarios a Secundino, digamos que está última fue una membresía más aceptada, y aunque sufrió ciertas iras por parte del régimen franquista, las cosas no fueron más allá, puesto que se trataba de enchironar a la ortodoxa conservadora y rica burguesía gijonesa, entre los cuales había destacados falangistas.

Otra cosa muy distinta fue lo que sucedió con los masones, para estos no hubo perdón, y se cuentan con los dedos de la mano los que fueron perdonados, o fueron causa o fruto de "vista gorda". Con el resto se actuó de forma fulminante ya la mayoría sufrieron prisión, juicios y continuas deportaciones, hasta muy sobrepasada la década de 1950.

Con los miembros de la masonería del siglos XIX, casi no hubo grandes persecuciones, pues la mayoría o habían muerto y los que fueron en otro tiempo habían sido los jóvenes cachorros de aquellos dorados tiempos de renovación de 1886, a estas alturas muchos de ellos hacía ya década que habían abandonado la Orden, y tal vez su apuesta por el trilema republicano-masónico de Libertad , Igualdad y Fraternidad solo se pudiera observar en lo que pergeñaba en el libro "Recuerdos de un octogenario" Vigil Montoto, en el cual encontramos un retrato de Victor Felgueroso

" ..Los hermanos Felgueroso nunca tuvieron huelgas, o éstas duraron poco, por llegar a un acuerdo con los patronos y obreros, han prosperado en su negocio de simples capataces a consejeros de grandes empresas, en una ocasión que Victor F. Felgueroso tenía una reclamación, se presentó en la reunión de obreros y allí sin mediar huelga alguna se consiguieron todas la reclamaciones y un 10% de aumento en el salario."

A pesar de ese hipotético abandono de la fraternidad masónica de Víctor Felgueroso, lo que sí sabemos es que el régimen franquista levantó un expediente de cada masón, fuera del siglo que fuera, estuviera vio o muerto, y aunque lo masones del XIX, apenas si fueron represaliados, si fueron "molestados" , aunque fueran activos cooperantes con la maltrecha economía regional y franquista tal y como sucedía con los Hermanos Felgueroso.

Par mí, y habría que investigar más a fondo sobre el tema, pero Franco pese a la cooperación de los Felgueroso con toda su potencia económica regional como empresarios mineros, sabía de la filiación masónica de Víctor F. Felgueroso, y del rotarismo de Secundino F. Felgueroso, y aunque lo ultimo lo podía pasar por alto, "Joaquín Boor", alias de Francisco Franco en los artículos antimasónicos, no podía perdonar ni condecorar o premiar a un ex -masón.

Es por eso, que la medalla al Mérito en el Trabajo que se vío obligado Franco a entregar por lo méritos y cooperaciones, esta se concedía por el Consejo de Ministros el mismo día en que fallecía en Gijón, Victor Fernández Felgueroso, su hermano el rotario Secundino hacía ya un tiempo que había muerto, y creadores de la Mina La Camocha de Gijón.

Así era de vengativo D. Francisco Franco. Por circunstancias socio-económicas y de intrés político tenía que doblegarse a las muchas muestras de cariño y adhesión que recibían por uno otro motivo los Felgueroso, pues sus aportaciones ya las ha contado y escrito Roces Felgueroso,.

Pero Franco arrimaba bastante el ascua a su sardina, y aunque aparentemente olvidaba ciertos detalles como la membresía masónica, hay que anotar aquí que en otras épocas era toda una distinción ser masón hasta que el elemento conservador y clerical hicieron de tal membresía todo un baldón que hoy aún persigue a las jóvenes generaciones lo cual hace respingos en la piel de los izquierdistas actuales cuando oyen hablar de restitución moral de la masonería.

Este francmasón del siglo XIX, es familiar de la actual alcadesa de Gijón, la misma que ha dado la espalda a la representación de los masones del Gran Oriente de Francia que vinieron a homenajear a los masones astures al Cementerio del Sucu. Así se escribe la historia.

Franco como hombre vengativo esperó a propósito que Victor Fernández Felgueroso, muriera como hizo con otros masones españoles en Costa Rica, a los cuales hubo de condecorar o premiar, pues era de obligado cumplimiento, en ese caso que mejor hacerlo cuando hubiesen pasado a mejor vida. O se a " después de muerto la cebada al rabu" esa sería su premisa.Y será lo mismo, que en parte persiga el actual gobierno asturiano, para no tener que verse en el poco apetecido compromiso de dar rienda a la restitución del valor moral de la masonería en la labor de formación del concepto de ciudadanía.

Víctor Guerra (Miembro del IDERM y del CEHME)

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