Rafael María de Labra…, en Asturias..de nuevo


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La importancia que ha tenido ´Rafael María de Labra, (liberal –republicano) hijo de una gijonesa y cangués, estudiante en derecho en Oviedo  en tiempos revueltos, su liberalismo le pasó factura como a tantos otros.

La región asturiana que ha sido  un referente inestimable para su persona, le tiene un tanto olvidado, y  aunque se halle un tanto perdida en la memoria histórica regional, es idea de la una profesora e investigadora de la UNED ,y de  compromiso de la Consejería de Cultura,  salvar ese escollo y salvaguardar de ese modo su memoria, de ahí que  la Consejera de Cultura  del Principado de Asturias, con la inestimable colaboración de la Junta General del Principado y su presidenta al frente, se complacen  en invitarnos al acto de presentación del libro.

RAFAEL MARIA DE LABRA. Cuba, Puerto Rico, Las Filipinas, España y Marruecos en la España del sexenio democrático y la Restauración 1781-1918.
obra de la investigadora:  María Dolores Domingo Acebrón

El acto tendrá lugar el 26 de abril a la  19 horas  de la tarde en la calle del Sol 8 de Oviedo (Consejería de Cultura)

tarjeta invitación

Les dejo un enlace con relación a Rafael María de Labra publicado en la web de filosofía  y una  reseña que hizo otro asturiano residente en Mestas de Con (Asturias) tras la muerte Rafael María de Labra

D. Rafael María de Labra 
 
Elías José Con y Tres 

! Acabo de leer en la prensa periódica provincial, el telegrama que participa el fallecimiento de don Rafael M.ª de Labra, el venerable anciano cuya noble figura recordaba la de los patriarcas bíblicos y que desciende a la tumba, respetado de los adversarios, amado de los adeptos y bendecido por pueblos y razas, a cuya libertad y bienestar dedicó su actividad insuperable, su inteligencia poderosa y su corazón rebosando generosos sentimientos.

! Don Rafael M.ª de Labra nació en La Habana a fines de 1840. Contaba pues 77 años de una vida consagrada desde la adolescencia a constante labor, progresiva y humanitaria. No había cumplido los diez años de edad cuando vino a la Península y en Madrid cursó las carreras de Derecho y Filosofía y Letras, simultaneándolas con el estudio de varios idiomas que hablaba a la perfección. Su padre, don Ramón, General de nuestro ejército había nacido en Cangas de Onís; su madre, hija de un Intendente de Cuba, también era asturiana; la sangre asturiana que llevaba en sus venas explica su predilección por nuestros
valles y su amor a nuestras montañas.

! A los veinte años había terminado sus estudios de abogado; un año después, pronunciaba su primer  discurso en el Ateneo de Madrid, recordando su oratoria la de aquel gigante de la tribuna que se llamó Alcalá 
 
Galiano. Labra como orador era un polemista terrible, frío en la expresión, correcto en el decir, persuasivo, obedeciendo sin arrebatos, la palabra al pensamiento, dulce en la pronunciación, diciendo lo que quería
decir en párrafos llenos de poesía en la forma y de sólida argumentación en el fondo y demostrando sus profundos conocimientos en la materia de que trataba, tuvo siempre para el adversario la consideración debida sin molestarle jamás con frases claras ni reticencias ofensivas.

! Como abogado, cuando la edad le permitió ejercer la profesión, su bufete adquirió una renombradía  justificada. Durante muchos años, importantes y numerosas casas francesas e inglesas, le tenían encomendado todos sus litigios de derecho y abogado fue aunque parezca paradoja de los Centros de la Unión Constitucional de nuestra Antillas de antaño y de los conservadores más significados de Cuba y Puerto Rico.

! No es posible enumerar las obras publicadas, los folletos, las conferencias, los artículos más notables, los discursos parlamentarios es decir, la labor intelectual realizada por don Rafael María de Labra. Pasan de cincuenta las obras y folletos de diversas materias que dio a luz: históricas como “La revolución americana del siglo XVIII”; políticas como “Las Cortes de Cádiz” y “Política y Sistemas Coloniales”; de derecho, como “Estudios de Derecho internacional novísimo” y “El Derecho de gentes” y “La cuestión colonial”; sociales, como “La Colonización en la Historia” y “La Abolición de la esclavitud”; literarias y consagradas a nuestra provincia “De Madrid a Oviedo” y “Una villa del Cantábrico”.

Muchos de estos libros y folletos, especialmente los de propaganda fueron editados por el mismo Labra y regalados a sus amigos y admiradores. El que estas líneas escribe entre otros trabajos debidos a la amistad del autor, conserva como verdadera reliquia un ejemplar de “La Abolición de la esclavitud”, con expresiva dedicatoria. ! Cuando se leen hoy los escritos y los discursos de Labra, acerca de las diversas cuestiones que afectaban a Cuba y Puerto Rico, admírase en ellos la profecía del genio. El tiempo, gran reparador de injusticias le dio la razón y así, el filibustero, el mal español, el antipatriota, el separatista, fue después un apóstol a quien ofrendaban culto aquellos que más le ultrajaron y que continuamente le calumniaban. —¡Si hubiéramos hecho lo que proponía Labra!—decían. ¡Y que campaña infamatoria realizada contra Labra! Llegose hasta pretender el asesinarle. Residente en La Habana algún tiempo me vi, no pocas veces en verdadero compromiso, quizás de perder mi carrera por exteriorizar mis sentimientos de indignación contra 

los difamadores del hombre virtuoso y del ciudadano ejemplar, cuya cabeza pedían aquellos equivocados o imbéciles que se llamaban conservadores españoles.

! D. Rafael M.ª de Labra fue un verdadero redentor del humilde. Luchó con el tesón de los convencidos en pro de la abolición de la esclavitud de los negros y logró ver rotas las cadenas del esclavo; trabajó en favor de la autonomía colonial, de la reforma penitenciaria, de las reivindicaciones obreras, de la cultura femenina, del libre cambio, de la difusión de la enseñanza, de todas las causas justas y de todas las tendencias progresivas. Honró muchas veces, además de la tribuna del parlamento, las tribunas del Ateneo, de la sociedad abolicionista española, del Fomento de las Artes, del Círculo de la Unión Mercantil, y de la Institución libre de enseñanza. Maestro en Derecho Internacional cuyas opiniones en esta clase de asuntos era respetabilísima, desempeñó en la Institución libre de enseñanza las cátedras de Derecho civil, Derecho internacional público e Historia política contemporánea. Antiesclavista, el más tenaz en trabajar porque  desapareciese aquel horroroso crimen, fue el director de la revista “El Abolicionista” órgano de la sociedad constituida en España para laborar por la libertad de los esclavos. Por cierto, que dicha revista acogió en sus columnas, modestos artículos del autor de estas líneas, muy joven a la sazón, referentes a la raza negra, que merecieron al insigne maestro laudables y alentadoras frases, recordadas siempre con gratitud.

! Labra fue diputado a Cortes, la primera vez, por el Distrito de Infiesto, el año 1871, a pesar de la cruda guerra que le hicieron los americanos de aquel entonces. Antes ya, en 1869, se había presentado candidato por la circunscripción del Oriente de nuestra provincia y obtenido 13.000 votos; por doscientos votos, causa de la derrota, no perteneció a las memorables constituyentes. Distribuida la circunscripción en distritos fue el primer diputado que representó al Distrito Infiesto-Cangas de Onís. Llegó a las Cortes afiliado al partido radical dinástico del demócrata Amadeo I, pero renunciada por éste la corona, vota Labra la República el 11 de febrero de 1873 a cuya forma de gobierno ha permanecido fiel, sin desmayos ni eclipses, hasta la hora de su muerte, aún cuando apartado de las diversas fracciones que integran el partido republicano. Pudo ser ministro en la época de D. Amadeo y en tiempos de la República, pues tanto Ruiz Zorrilla como Salmerón, insistieron en que desempeñase una cartera y siempre rehusó la oferta.

! El primer discurso que pronunció en las Cortes —6 de julio de 1871— pidiendo reformas liberales para Cuba, con objeto de terminar la guerra, provocó una crisis ministerial ahondando la división entre radicales y constitucionales. En las Cortes posteriores, hasta las primeras de la restauración a las que no perteneció, fue diputado unas veces por Cuba y otras por Puerto Rico. En su discurso en la histórica noche del 2 al 3 de enero de 1874, recomendaba a Castelar buscase hombres que defendieran la República con lealtad y fuesen circunspectos. En el discurso pronunciado el 24 de febrero de 1880, desplegó en la parlamento la bandera de la autonomía colonial. Después de su célebre discurso, en la noche del 27 de julio de 1886 que fue aclamado por la Cámara, esta acordó unánimemente la abolición del patronato, últimos restos de la esclavitud de los negros. Más tarde dejó de ser diputado y pasó al Senado representando a las Sociedades Económicas de La Habana, Santiago de Cuba y Puerto Rico. Perdidas las colonias diéronle el acta de senador las Sociedades económicas de León y Asturias.

! El último periodo de su vida consagrado estuvo a estrechar lazos de unión por las relaciones comerciales y la fraternidad por el idioma entre España y las repúblicas americanas de hispano origen. Puede afirmarse que fue el alma de la asamblea americanista, celebrada en Barcelona en 1911 y hace años, representando a la América latina, constituyó la figura de mayor relieve en las fiestas del Centenario de Cádiz  pronunciando en aquella cuna de las libertades españolas uno de los discursos más hermosos de su vida. Ha muerto siendo representante de los Centros cubanos que con más encarecimiento le combatieron. ! Actualmente era presidente del Ateneo de Madrid, donde realizó brillante labor. Al tomar posesión de la presidencia pronunció uno de sus mejores discursos; en él dijo que había considerado el Ateneo, en un periodo de cerca de cincuenta años, como si fuese su propia casa, recordó que en el Ateneo había pronunciado su primer discurso y desempeñado su primera cátedra y que antes de llegar a la presidencia había pertenecido a la Junta directiva siendo secretario bajo la presidencia de Olózaga y vicepresidente en la que presidió Moreno Nieto.

! Hace muchos años que nadie duda del amor a España que atesoraba el esclarecido sabio don Rafael M.ª de Labra. Tuvo la fortuna de vivir para que la patria española le hiciese justicia. “Si yo me hubiera muerto en 1895 —dijo en carta escrita a un amigo— el mundo había que se había muerto un filibustero”. Jamás mereció este ultraje; pedía para Cuba y Puerto Rico, bajo el pabellón español, la autonomía que gozan Canadá y Australia bajo el pabellón inglés. Es seguro que de haberse concedido en tiempo oportuno esta autonomía, la bandera roja y gualda no se hubiese arriado en aquellas hermosas islas. Ha muerto en 1918 y en vez del dictado de filibustero lleva a la tumba el agradecimiento de la raza libertada, el cariño de los  pueblos hispano-americanos, la admiración de los españoles y el respeto del mundo, como merece, por la obra que realizara durante su vida.

! Cubano de nacimiento fue español de corazón y asturiano por la sangre. Dedicó su juventud a combatir la esclavitud de los negros y a defender el libre cambio; consagró su edad adulta a pedir la autonomía para las Antillas que fueron nuestras y difundir la cultura que irradiaba su fecundo talento; empleó su ancianidad en establecer corrientes de armonía entre la madre patria y las naciones de idioma castellano, siendo el verdadero apóstol de la unión ibero-americana. Cerca de sesenta años de intensa labor cultural, de enseñanza progresiva y de arraigado patriotismo es la característica de este insigne maestro en cuestiones de derecho internacional. Hubiera sido el ministro de Estado más idóneo. No recuerdo que haya ocupando ningún cargo oficial retribuido; paréceme que no tenía ni una sola condecoración; ignoro si sería Académico de la Historia o de Ciencias morales y políticas. Tan sólo se que fue un cerebro de mentalidad privilegiada, una conciencia de inmaculada honradez y un espíritu magnánimo defensor de todas las causas justas, de todas las ideas nobles y rindiendo culto a las creencias democráticas.

LEÓN DE ENOL
Mestas de Con—Abril—1918.
CON Y TRES, Elías José, “D. Rafael María de Labra” en El Popular, Cangas de Onís, 30 de abril de 1918, año III, núm. 81, pp. 1-2.

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