Los Jovellanistas ¿Una sociedad secreta..?


En la prestigiosa revista masónica Latomia, que dirigía el luanquin González Blanco, un buen escrito y buen masón que puso en su momento a este  boletín que era el órgano de expresión de la logia Unión de Madrid, se publicaba este artículo en 1932, como un auténtico referente critico de la masonería.

En 1835, dice,  el Sr. Pizala [Historia de la Guerra Civil t. IV,pag. 664] principiaron a organizarse de nuevos los masones escoceses- en realidad nuca estuvieron del todo desorganizados, pese a la afirmación del historiador citado-; en el mismo año y en el siguiente los “Jovellanistas”.

Esta sociedad, también secreta, representaba el partido moderado, y aquélla el que luego se denominó progresista.

Considerábanse como jovellanistas los generales Rendón, Ceballos Escalera, conde de Mirasol y algunos otros. La Masonería escocesa recelaba de ellos y quería suplantarlos por coroneles de su confianza. ¿Pero, en realidad, existieron los jovellanistas? ¿Fue simplemente esta Sociedad Secreta un ente de razón inventado por los progresistas para acusar a los moderados de tener también una Sociedad Secreta? Todo parece confirmar esta aserción, más lo cierto es que el propio Espartero, si no cabeza, brazo del partido progresista, lo creyó así.

Lo cierto es que de las maquinaciones de los progresistas surgieron los llamados jovellanistas, dando aires de secta a lo que nunca pasó de cábala e intriga política.

La representación de Espartero, documento histórico de suma importancia, dice en uno de sus párrafos: “ No podrá menos de deducirse la existencia de un proyecto para fomentar la revolución, el desorden, o por lo menos una alarma, que bajo la sombra de la noche introdujese la confusión y diese ostensible pretexto al General Narváez de acometer con sus fuerzas, para que saliendo, como cierto alboroto, como oportuna la previsión y como necesaria la medida de investir con la dictadura a la persona determinada por las inteligencias- a los moderados se les llamaba sarcásticamente Los de la suprema inteligencia; más tarde llamarían en México a los porfiristas científicos- quienes sabrían robustecerla, dando al suceso el color que convinieses a la extensión de sus miras. Fácil es calcular hasta dónde hubiesen llegado las pretensiones, y hasta dónde los efectos del vasto plan que hace mucho tiempo se fraguan, según la voz publica en la tenebrosa Sociedad, que la misma señala con el nombre de Jovellanos.

Y sin embargo, aunque se llegó a publicitar el reglamento de ella, la tenebrosa Sociedad no existió nunca. Rossel en sus adicciones a la Historia de España, del padre Mariana. Escribía en 1842: “la famosa Sociedad Secreta de Jovellanos, que pensamos no se conoció sino en el nombre, o como un informe embrión abortado para espanto de los crédulos..”

Flórez – Historia de la vida de Espartero- dice , sin mayores probanzas, y en forma un tanto dubitativa, dice que los enemigos de la libertad “estaban en realidad secretamente asociados, con la denominación de jovellanistas o alguna otra adoptada últimamente, puesto que esto de los nombre es accidental…

Añadiendo en otro lugar que entre los que figuraban en las listas de Jovellanistas que circulaban por Madrid estaba González Bravo.

Pizala publicó en su Historia de la Guerra Civil en el tomo III, pág. 424- El reglamento de los Jovellanistas, trasunto fiel de otras sociedades análogas, con un preámbulo perfectamente vacuo e hijo de una pluma adocenada. Cabalmente entre los moderados abundaban los buenos literatos.

Se dice que en el sello de la fantástica Sociedad había una leyenda en latín de esta guisa: “acheronte movedo”. En todo caso diría Acheronta movebo, Lo moderados eran buenos latinistas; pero sobre todo moderados, y no parece lógico que tomaran en nombre del orden la divisa: Flectere si nequeam superos, Acheronta movebo; esto es: Si no logro atraer en mi favor a los dioses del Empireo, recurriré a los poderes infernales”.

De nuevo en 1839 volvemos a encontrar en un importante documento una alusión a los Jovellanistas. Se trata del programa del club disidente del progresismo, que temeroso de la prepotencia militar de Espartero, trataba de sustituir el ministerio Pita-Arrazola con los progresistas HH.:. Calatrava, Olózaga, Zumalacárregui y González. En tal documento se considera a la reina “sojuzgada por las pandillas de jovellanistas y ayacuchos”.

Mi aviso es que no existió tal Sociedad Secreta, y no como fantasma que los progresistas, en un momento dado, necesitaron sacar plaza para mejor servicio de sus planes políticos.
H.:.Progreso  de  la Respetable Logia La Unión de Madrid.

Los jovellanistas
Un importante grupo de intelectuales opuestos a Napoleón recibieron el nombre de jovellanistas porque siguieron las doctrinas de Jovellanos, el gran pensador de la Ilustración, muerto en plena guerra de la Independencia.

Aunque este grupo no aceptó las renuncias de Bayona, coincidía con los afrancesados en proclamar necesidad de reformas. Los jovellanistas consi­deraban que una nación es una formación histórica, en la cual cada generación debe tener en cuenta la labor de la anterior y que el país contaba con una constitución, formada por las leyes tradicionales de los reinos hispánicos, que habían permanecido ahogadas por el absolutismo durante tres siglos. Como modelo de sistema político, tomaban el de Gran Bretaña ­y consideraban la necesidad de independencia poder judicial, así como la intervención de las Cortes (constituidas por los tres estamentos tradicio­nales),en el gobierno y en la labor legislativa
.
Son antiguos reformistas y piensan que hay una necesidad de reformas, pero respetando elementos del Antiguo Régimen (son un freno revolucionario) •Intelectuales opuestos a Napoleón recibieron el nombre de jovellanistas porque siguieron las doctrinas de Jovellanos, muerto en plena guerra . •Coincidían con los afrancesados en proclamar necesidad de reformas sin revolución, pero no aceptaban las renuncias de Bayona y por tanto no admitían a Napoleón y a José I. •

Pensaban que una nación es una formación histórica, en la cual cada generación debe tener en cuenta la labor de la anterior y que el país contaba con una constitución, formada por las leyes tradicionales. •Como modelo de sistema político, tomaban el de Gran Bretaña y consideraban la necesidad de independencia poder judicial, así como la intervención de las Cortes (constituidas por los tres estamentos tradicionales),en el gobierno y en la labor legislativa.

Fuente: Cortes De Cádiz   Y Constitución 1812.

Víctor Guerra. Miembro del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española (CEHME)




















Comentarios

Entradas populares