PERIODICO MASONICO ASTURIANO “LA VERDAD”

En esta extraña tierra que es Asturias, pues no solo tuvimos logias, sobresalientes en cualidades, cantidades y capacidades, sino que los Hermanos masones astures o incardinados e estas logias astures fueron capaces de llevar adelante proyectos como la Escuela Neutra, o poner en marcha un Semanario con sede en Oviedo, denominado LA VERDAD..

A ese semanario que fue todo un hallazgo le dediqué varios trabajos y no pierdo la esperanza de verlo algún día reproducido de forma integra para que esté a disposición de todos. mientras todo ello sucede les dejo con la referencia del Semanario.

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¿De dónde sale el Semanario La Verdad?[1]

Viene de la doble baza que se da en esos momentos en el seno de la sociedad asturiana, donde se conjuga la tradición republicana y masónica. La francmasonería ovetense va a tener un desarrollo muy distinto a la primeriza masonería gijonesa, y esa diversidad va afectar no sólo al número de talleres, sino también a su reparto geográfico, y a la composición social de sus miembros y por supuesto a la forma de proyectarse como sociabilidad.

Podría decirse que esta masonería va a ser un fiel reflejo de las tensiones y complejidades que se dan en la ciudad en la que se asienta, y va a tener manifestaciones anticlericales y sin embargo veremos que hay masones católicos y amigos de los obispos, o que dentro de la propia Orden habrá toda una variedad ideológica, pese a que se observe un cierto color predominante en la bancada masónica como es el republicanismo.

Bajo ese calidoscopio es como se puede entender el trabajo masónico y la sociabilidad masónica, que en el caso que nos ocupa tiene otras particularidades que se podrán ir percibiendo a lo largo de ésta aproximación al tema.

Oviedo, como ya hemos expuesto, se retraerá mucho en cuanto a facilitar la articulación de una sociabilidad masónica, ya que el primer taller que podemos datar no llegará hasta la época del sexenio revolucionario, y lo hará concretamente en el año de 1874, tal vez para contrarrestar la vuelta al conservadurismo que en el seno de la sociedad ovetense se estaba dando en aquel momento:

“En el mes de julio se disuelve la Diputación Provincial de signo republicano y se establece otra de colores y mentalidad monárquica, apareciendo en parte un solo partido, los Moderados y los Unionistas que Cánovas dirigía con gran prudencia y que prefería ser llamado Conservador. Como explicaba a sus paisanos Alejandro Pidal y Mon, no se trataba de retornar, pura y simplemente, a la época de Isabel II, sino de implantar sin reticencia y con amplitud los principios del liberalismo” [2].

La articulación de movimientos progresistas dentro de la ciudad van a arrojar un repertorio pequeño de logias aunque no debería primar el número de talleres, sino el de la calidad de sus miembros que es importante. La composición de talleres que se logran levantar en Oviedo, que es ésta: 4 Logias y 1 Capítulo, cuya configuración de títulos distintivos y fechas son las siguientes:
  • v Logia Luz Ovetense 1874-1877.
  • v Logia Nueva Luz 1877-1886.
  • v Logia Los Caballeros de la Luz 1886-1888.
  • v Logia Juan González Río nº 42; 1888-1893.
  • v Capítulo Vigilantes de Asturias 1889-1892
Talleres en los que aún sin estudiar a fondo algunos de sus aspectos más fundamentales como son su composición ideológica, comprobamos en una primera aproximación que la presencia de las élites republicanas que se incorporan como tal en la masonería es importante, y ello se va a notar en que van a utilizar las logias no como una forma de beligerancia política como va a suceder en el siglo XX, sino que las logias se van a convertir en un aglutinante haciendo que éstas se conviertan en auténticas escuelas de formación del ciudadano, de cara a que luego los propios masones se conviertan en un instrumento de sociabilidad progresista para contrarrestar la acción de los grupos conservadores de la ciudad.

Es una pena no poseer las planchas[3] que leían en tenida[4] los propios masones ovetenses, aunque mucho me temo que estarían a tenor de las consideraciones y conceptualizaciones que se encuentran en el semanario citado.

El citado semanario masónico-republicano es un medio, una herramienta para estar al cabo de la calle, para poder transferir hacia fuera la acción interna reformista de los propios masones frente a la sociedad conservadora que había liquidado los avances que se habían conseguido en la 1ª República; de ahí también que intente para coaligar sus preocupaciones espirituales con las ideológicas y acentuar a su vez las diferencias ante otros republicanismos motivos por los cuales nace el Semanario La Verdad, del cual solo ha llegado hasta nosotros un solo tomo . Tomo que contiene los números que van desde el 101 correspondiente al domingo 6 de enero de 1889, hasta el del 16 de marzo de 1890, que corresponde al número 161.

El primer número de este semanario parece ser que había salido a la calle el 13 de febrero de 1887. Si antes no había estado en la calle como era el deseo de los masones ovetenses, era debido a las leyes restrictivas que imponía el Gobierno del momento, y al control inquisitorial y que la propia iglesia prodigaba, y cuyas directrices se manifiesta en las encíclicas Qui Pluribus de Pío IX, y la que escribió León XIII, la Humanum Genus (de secta massonum) de 1884, que dificultó el desarrollo de este tipo de prensa.
El semanario utilizaba un lenguaje franco y directo, un lenguaje que como dice Iris Zavala “era un vocabulario político de los clubs jacobinos, con mezcla de elementos de los sans culottes con los ritos masónicos antiguos”, lo cual transforma y seculariza los símbolos dándoles contenido democrático y popular, reflejando fielmente el proyecto masónico a través de sus crónicas y posturas políticas.

Los motivos de salir los masones ovetenses a la luz pública se pueden observar al examinar el Semanario La Verdad, y por ellos se entresaca que la motivación de poner un semanario en la calle no venía, en un principio, de la necesidad de emerger del anonimato, que también formaba parte de su deseo más íntimo, su salida más imperiosa venía de la mano de circunstancias externas, tanto políticas como religiosas. Las primeras venían dadas por el ataque que estaba sufriendo el republicanismo zorrillista, esencia política en la cual se reafirman tanto el semanario como los propios masones, lo cual les lleva a marcar la línea programática en el semanario una y otra vez en un intento de desmarcarse públicamente de otros republicanismos, llegando incluso a un seudo-enfrentamiento con otras fuerzas republicanas como los federales gijoneses y liderados por Eladio Carreño y Tomás Zarracina.

En el aspecto religioso, entroncaban con el anticlericalismo vigente y por tanto querían ampararse públicamente de los ataques que se estaban prodigando desde los distintos estamentos religiosos contra la institución masónica, entre los atacantes o enemigos de la Orden masónica ocupaba el primer lugar el Obispo Ramón Martínez Vigil, y también tenían como enemigo a batir la “jarca de cogollados” que pululaban por las parroquias asturianas.

El tomo del semanario La Verdad, que ha llegado hasta nosotros, muy bien conservado e impreso, tiene un formato de 62x 41 cm., con cuatro hojas editadas en blanco y negro y cuya cabecera: La Verdad, está acompañada por las tríadas: Libertad, Igualdad, Fraternidad ubicadas a la izquierda de la mancheta, y a la derecha encontramos esta otra triple leyenda: Justicia, Moralidad, Trabajo; quedando bajo la cabecera el subtítulo de: Semanario Democrático. Lo cual ya deja en esos momentos implícita la dirección ideológica del semanario. La articulación de los contenidos se completaba con artículos e editoriales que ya se muestra en uno de ellos, concretamente el editorial del nº 101:

La Verdad seguirá ostentando sus lemas santos calcados en la moralidad, en la justicia y en el derecho. En la esfera política, - a la cual dedican siempre sus editoriales en primera página y de forma destacada- continuaremos defendiendo y propagando los principios que predicó el ilustre expatriado D. Manuel Ruiz Zorrilla”.

Con tal afirmación los masones y republicanos progresistas de Oviedo estaban marcando notables diferencias con los “republicanos federales pactistas”, asentados fundamentalmente en la ciudad de Gijón, y como no, liderados por el médico y empresario Eladio Carreño, al que dedican unos cuantos artículos agrios y con certeros dardos por sus pactos y componendas e intereses personales.

En definitiva estamos ante una polémica muy tensa que había en el seno del republicanismo, la cual se va tensar aún más frente a las posturas de divergencia con uno u otros en función de los procesos electorales y de intereses comerciales.

En cuanto al ámbito eclesial y religioso, esto es lo que nos dicen en uno de sus soflamas editoriales el Semanario:

“En la esfera religiosa combatiremos el error y la superstición, el fanatismo y la intolerancia base deleznable en lo terreno de las sectas y religiones positivas”.

A través de la sección titulada Verdades, ubicada en páginas interiores, realizan una labor de seguimiento al clero asturiano que además se exponen en las secciones “andanzas y mandangas”, donde publican y ponen en solfa las debilidades y usuras de los ministros de la iglesia católica. Aunque aún van más allá, y realizan un férreo marcaje, casi diario de las actividades, dichos y visitas del Obispo Martínez Vigil, al que no dudan de poner de chupa dómine, dado que éste por su parte tenía montada una particular guerra contra la masonería a través de su famosa Liga Antimasónica, que puso en más de una ocasión, en peligro a la propia logia Juan González Río, debido a las múltiples presiones que se ejercían sobre diversos miembros de la logia a través de cuestiones laborales, con la intención de que cesaran o desistieran de la labor de control sobre el episcopado ovetense.

Aunque habría que decir que las líneas de actuación en las que se podría encajar a este grupo de republicanos progresistas, no es monolítica, pues si bien puede encontrarse entre ellos a una buena parte de los “radicales” también los había moderados, o se habían moderado ya no estaban por la venida de la república como había hecho Juan González Río. Habían pasado unos lustros y su peculiar opción de radicalidad, de cambiar el sistema con la violencia se fue trocando en la opción de la vía parlamentaria, con una separación cada vez más vital del mundo obrero, al que siempre se va a remitir como una opción de cooperación y formación de cara al futuro.

Como tal se irá conformando el binomio de partido y logia a base de un conglomerado de clases medias que se va a trabar bajo las influencias krausoinstitucionistas, de las cual se va a alimentar en parte, su propia filiación masónica, y orientado su trabajo bajo el prisma del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA)[5], muy alejado de la tradición ritualística ilustrada francesa.

Esa misma adscripción bajo el REAA, les hacía tener que convivir con un panorama conceptual masónico, donde el Dios cristiano tenía un papel importante, como se puede observar en algunos artículos que van apareciendo en el propio semanario sobre doctrina masónica que contrasta vivamente con sus posturas de beligerante anticlericalismo.

No vamos a extendernos sobre este tema en tanto en cuanto que hay estudios interesantes sobre el anticlericalismo del siglo XIX y sus vertientes dentro del campo masónico, y por tanto sería todo un capítulo alejado de los objetivos marcados en esta comunicación.

Aún así, esta masonería y su medio de expresión, de carácter progresista y liberal rompe con un tópico al que se tiene sobre las Obediencias masónicas, como es el secretismo , pues bien ya no estamos en presencia de una masonería que queda en su reelaboración interna, sino que se marcan como objetivo muy del estilo de la masonería del Gran Oriente Francia, enlazando a su vez con otros proyectos masónicos peninsulares, el estar presentes en las esferas de sociabilidad, de ahí que el ámbito social constituya un campo importante para este tipo de masonerías progresistas que además van a trabajar de forma intensa para hacer crecer la logia en cuanto al número de miembros y las actividades. Al menos así se manifiestan los masones ovetenses que auspician el proyecto del semanario:

“En la esfera social campo abierto a nuestros trabajos, objeto de nuestros esfuerzos y de nuestros sacrificios, haremos palpables los procedimientos puros de la moral masónica”.

A este apartado le ofrece el periódico dos secciones bien diferenciadas, una dedicada a la vida local a través de la sección Ecos Locales, y otra más amplia y específica con variados artículos sobre la masonería, trabajos de corte doctrinal donde se pueden observar los posicionamientos de aparente contradicción que venimos comentando.

Quedando la última página del semanario dedicada a los anunciantes, que no solían pasar de la media docena, no llegando a ocupar la pagina completa, lo cual hace que quede media página en blanco, sin rellenar.

En lo que respecta a la ubicación física del semanario y su dirección editorial, éste tenía fijada su redacción y administración en la calle Flórez Estrada nº 7, 2º; y en cuanto a la dirección editorial no sabremos a quien correspondía hasta que en el número correspondiente al 27 de octubre de 1889, en la cabecera del periódico se inserten los nombres de sus responsables: José María Villanueva como director de la publicación, y como redactor jefe a Juan Fernández Llana, que constituyen la parte conocida del cuadro directivo.


[1] GUERRA GARCIA, Víctor: La Verdad; un semanario masónico en el Oviedo finisecular” BIDEA. nº 160 (2002) p.(149-167).
[2] SUÁREZ FERNÁNDEZ, Luis, Reflexiones sobre la historia de Gijón. Oviedo. Ayalga. Ediciones. 1895.
[3] Las Planchas. Son trabajos sobre diferentes temas que los masones leen en el transcurso de la Tenida.
[4] Tenida. Reunión o asamblea de masones que se realiza dentro del marco del ritual masónico correspondiente al grado que se abra o trabaje el taller: Aprendiz, Compañero o Maestro. Las tenidas pueden ser: Ordinaria, Extraordinaria, Blanca cerrada o abierta, Tenida Fúnebre, Tenida de Familia, etc.
[5] R.E.AA Este rito es uno de los más antiguos de la orden masónica es un rito deísta y muy caballeresco, y que ha creado polémica en cuanto a su origen y fundación. Las primeras referencia de este rito se tienen, datan de 1738, y es uno de los más usados; en Francia en el año 1786, hubo una separación de obediencias, las cuales para distinguir sus ritos continuaron un con el título de Rito Escocés y otra con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. El número de grados que se utilizan es de 33º, en los cuales los tres primeros (Aprendiz, Compañero y Maestro) corresponde a las logias simbólicas que se federan y constituyen una obediencia, regida por un Gran Consejo, luego estarían los grados filosóficos que irían desde el 4º al 33º constituyendo una masonería filosófica regida por el Supremo Consejo del Grado 33º.

[6] Los nombres  subrayados, de ahora en adelante, significa que eran masones y tenían responsabilidades dentro de las logias ovetenses.

[7] LA VERDAD. Insistimos. Nº 103. Oviedo, domingo 20 de enero de 1889.

Textos  @ Víctor Guerra

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