Masones y Jesuitas en Gijón y el olvido de Ferrer Benimeli

En la entrevista a   Ferrer Benimeli, publicada estas semanas atrás en el Diario La Nueva España en su edición  gijonesa, con motivo de su conferencia sobre La masonería gijonesa y la Primera Guerra Mundial


El buen amigo y mejor periodista J.M Ceinos, conocedor de la historia gijonesa y de las peleas habidas con el emplazamiento de los Jesuitas  en Gijón, y los encontronazos entre masonería republicanismo  y el jesuitismo,  le preguntó al  masonólogo  Ferrer Benimeli sobre si -¿Existía alguna relación entre la campaña de prensa del diario de Gijón "El Noroeste" contra la Compañía de Jesús, a quien acusa de espiar para Alemania, y la masonería?

La contestación no se hizo esperar  y Ferrer Benimeli, como buen jesuita pues eludió la pregunta«echando balones fuera» de esta manera: El Noroeste" sólo lo estudié por el hundimiento de un barco italiano por un submarino alemán, cuyos supervivientes fueron llevados a Gijón por una goleta inglesa y los masones los recibieron en el puerto y los atendieron mientras estuvieron en Gijón, pero no estudié sobre lo que me pregunta».

No deja de ser curiosa la respuesta, por varias razones, puesto que si Ferrer estudió las logias del siglo  XIX, a las cuales María Victoria Hidalgo,dedicó su  libro sobre la masonería asturiana del siglo XIX, a buen seguro que ya se topó con las malas relaciones entre jesuitas y masones astures, y máxime si como dice  ha estudiado la figura de Alberto de Lera,  el cual no solo era un militante republicano y librepensador, sino que pertenecía a la corriente masónica  anticlerical y como tal dedicó alguna que otro trabajo sobre el tema eclesial, y la propia GLRN no dejó de tener importantes desencuentro con los jesuitas

Puesto que la refriega entre Jesuitas y Masones,  viene de finales del siglo XIX realmente ha sido intensa de fuerte naturaleza, más en el siglo XIX , donde hubo varias logias ovetenses y gijonesas que tuvieron que lidiar con el toro del jesuitismo astur, tal vez con menos pujanza que en el siglo XX, aunque es cierto que nos falta información, pues el tema de los Jesuitas en Gijón nunca ha sido tratado por los historiadores locales, y además las actas de las logias gijonesas del siglo XIX y XX son escasas   como para poder tener una opinión acertada, más allá de que queda por estudiar El Noroeste cierto es que no se veían con buenos ojos desde la masonería el establecimiento de escuelas de los Jesuitas,,  y máxime cuando la Gran Logia Regional del Noroeste, con  Alberto de Lera como Gran Maestro estaba apoyando con todo  su empuje un proyecto como la  Escuela Neutra..”la escuela sin dios” que decían las derechas del  aquel momento.

De hecho los masones , y en concreto, los asturianos se las tuvieron que ver con personajes eclesiales y penitentes antimasones astures como fueron: el obispo Victoriano Guisasola; Maximiliano Arboleya que siguió las trazas de su tío el Obispo Martinez Vigil y su liga Antimaónica, por no remontarnos al inquisidor  Mier y Campillo, Don Ramón del Busto Valdés, o Don Pedro Inguanzo y Rivero, entre otros

De hecho así responden en el siglo XIX, los masones astures que hacen un llamamiento ..«.a combatir contra esas hordas vandálicas del oscurantismo, que tienen aprisionada a la sociedad con los lazos de la superstición, del fanatismo y la ignorancia y que intentan ahogar todo suspiro de amor, todo gemido de libertad, todo destello de luz que salga de un pecho noble y generoso; contra los hijos de Loyola, que han escogido a Asturias por teatro de sus hazañas y que dentro de poco se establecerán en Gijón»

Aunque los masones gijoneses, pretendían impedir que los jesuitas se emplazaran en Gijón, no lograrían tal propuesta, puesto que el soberbio edificio del jesuitismo se levantó y se encargó durante generaciones de formar a los hijos de la burguesía gijonesa.

Está claro que ambos colectivos siempre se  miraron de soslayo, pero aunque no se puede decir que la masonería  astur  hubiera intervenido de forma directa en  la expulsión, y el posterior  desarrollo para hacerse con las propiedades de los Jesuitas,tampoco se puede negar,que la activa Corporación  gijonesa,  con escasa presencia masónica en la bancada municipal con 2 masones como Concejales, tuvieran problema alguno como sociabilidad  jugar un papel importante, con Alberto de Lera y otros, para lograr algo que se venia en lo cual los masones desde hacía años habían puesto su punto de observación.

Masones activos que estuvieron presentes en las dos proclamaciones republicanas (1871-1931)  tal menos en  Gijón,  estuvieron como testigos y transmisores  de ese testigo hacia un regimén republicano , por lo cual   no podemos desafectarles también de un hecho de que Gijón fuera una de las ciudades que impulsó la expulsión de los Jesuitas a través de diversas acciones que ya venían dando  tiempo atrás:

De hecho El 17 de abril de 1931 el Ayuntamiento se dirigía mediante telegrama al Presidente del Gobierno de la República Española: Le participo que el Ayuntamiento por unanimidad acordó pedir la expulsión de España de la Compañía de Jesús por considerarlo conveniente a los intereses nacionales y principalmente esta población para evitar alteración de Orden público, pues ha tenido esta alcaldía que intervenir para apaciguar excitados ánimos contra la citada Comunidad religiosa.

Pero no se va a quedar ahí sino que el Concejal José Suárez propone a la Corporación gijonesa la siguiente consideración que se dirigiera si se estimara conveniente a las capitales de las distintas provincias españolas solicitando se adhirieran a las proposiciones que, en su día se envió al Gobierno Provisional de la gloriosa República Española en demanda de esa bandada de aprovechados comisionistas espirituales que responde a la Compañía de Jesús.

Se firmaba tal proposición el 30 de abril de 1931, en aquellos momentos ostentaba la alcaldía Isidro del Río, aunque ejercía de Alcalde en funciones: Carlos Martínez. En el momento de la votación salen los miembros de la Minoría Monárquica.

En dicha corporación tan solo se registran uno o dos masones: José María López Fombona, miembro de Alianza Republicana, y Jose Maria Pis.

El 6 de mayo de 1931 el concejal José Suárez, planteaba a la Corporación que esta se dirigiera en súplica al Gobernador Civil de la Provincia , para que en vista de los rumores que corrían por la ciudad, se sirvieran ordenar una inspección en la Residencia y Colegio de los Jesuitas a fin de comprobar si en dichos locales se ocultaban armas, cosa muy posible pues en el primero de los lugares se ha ocasionado recientemente una muerte , en la cual para nada han intervenido los dioses y sí las mortíferas armas de fuego.

Y la  reclamación venía en base a la excitación que según el concejal  había en la Gijón,  y a causa de lo sucedido  en Bilbao, donde se habían encontrado armas en la residencia de los Jesuitas....

Mientras, iban llegando las adhesiones de los Ayuntamientos en pro de la expulsión de los Jesuitas, hay que decir  que se tiene registrada la llegada de unas 63 corporaciones que se sumaban al llamado de los Republicanos gijoneses.

Entre los que adherían estaban ayuntamientos como Badajoz, Ceuta Murcia, Barcelona, Águilas, León, Málaga, Teruel, Yepes, Grao , Laredo, Parres, Montbuy, etc.. no sabemos si solo fueron esos 63 (que son los que constan en el expediente AMG 450/1931) o cuando ya se decidió la expulsión se dejaron de recoger las adhesiones. Tenemos constancia de que por ejemplo la Alcaldía Constitucional de Vilalonga (Tarragona) contestó afirmativamente el 16 de julio de 1931, tampoco tenemos constancia de a cuantos ayuntamientos se hizo llegar la petición…

Volviendo a la petición de la búsqueda de armas la respuesta fue que tal petición era desestimada en tanto que el alcalde gestionaría sí habían entregado las armas los somatenes y se procuraba la lista de ellos.

Llegada la notificación oficial de la disolución en el territorio español de la Compañía de Jesús y la nacionalización de sus bienes para dedicarlos a los fines benéficos –docentes, el 25 de Enero de 1932, una serie de concejales, entre ellos de nuevo José Suárez proponen se felicite al Gobierno de la República por el decreto promulgado, alentándole a proseguir con igual diligencia en la resolución de las demás cuestiones religiosas que plante la Constitución de la República, hasta llegar al completo Estado Laico, como es la aspiración de todos los que de verdad sentimos la idea de Libertad.

Firman y votan la carta de felicitación 12 Concejales (entre ellos había dos masones Fombona y Pis ), y en contra había 11 votos.

En función del decreto de disolución de la Compañía de Jesús, en su desarrollo, los Concejales gijoneses vuelven a la carga y firman la petición (1º de febrero del 1932), indicando que el artículo 5º de tal decreto que dice : Que los bienes de la Compañía pasan a ser propiedad del Estado, el cual los destinará a fines benéficos y docentes, y teniendo constancia de los Jesuitas gijoneses tenían la Residencia entre las calles Instituto y Begoña y el Colegio situado en la Carretera de Ceares, fueran entregados mediante las condiciones que procediesen para convertirlos en primero en colegio y el segundo en un hospital municipal, lo cual queda encima de la mesa de la Corporación para su estudio.
Unos días más tarde el Alcalde gijonés se dirige al Presidente de Consejo de Ministros para que el edificio que fue construido ex profeso y por tanto reuniendo condiciones inmejorables para continuar destinado a tales usos,… por lo cual pide se sirva disponer de que el referido edificio que fue colegio de Jesuitas sea destinado a Instituto-Escuela por cuenta del Estado .

La Minoría Socialista no se queda quieta tampoco y solicita que la Corporación determine una Comisión para el estudio para sostener ante el Estado la incautación de una serie de inmuebles que constaban como propiedad de los Jesuitas sitos en la calle del Carmen, Langreo, Álvarez Garaya y el Centro de Acción Católica de la calle Cabrales, queda constituida la comisión por los Concejales firmantes Leoncio García Moriyón y Francisco Ruiz Calvo, teniendo en frente a Manuel González García a Manuel Tuya Cifuentes y Guillermo Suarez Sánchez, Severino Cadavieco.

La investigación sigue su curso y el Registrador de la Propiedad certifica que el expediente de propiedades de los Hijos de la Monita” tenían en Gijón pues el número 49 de la calle Cabrales, el 4 de la calle del Carmen, las casas los números 8,10,12,14,16, 18 ,20 y 22 de la calle del Humedal , el patio y almacenes y talleres entre las casas 30 y 26 de la calle Álvarez Garaya, dos trozos de terreno en Santa Catalina, los números 12, 14 y 16 de la calle Álvarez Garaya , y las casa de los números 10,12,14,16,18,10 y 22, 19 de la calle Pedro Duro.

Un importante patrimonio levantado desde su emplazamiento a finales del siglo XIX

Este es el contenido del expediente municipal acerca de la Expulsión de los Jesuitas, muy poco sabemos lo que hacían o decían los masones de la Gran Logia Regional del Noroeste, pues su actas fueron quemadas por ellos mismos con la caída de Gijón en manos facciosas, y por tanto nos quedamos sin saber que diría Alberto de Lera y y  toda la  activa membresía masónica asturiana, aunque tal vez haya que rastrear la prensa local para dar con alguna opinión de las cuales el profesor aragonés no había encontrado por no haber trabajado El Noroeste. El cual ya puede consultar vía telemática. http://hemeroteca.gijon.es/ 

Valgan estas deshilachadas notas para situar al profesor Ferrer Benimeli, sobre el tema de Jesuitas y masones, a cuyo tema le invitamos a tratar.

Víctor Guerra.

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