PRENSA Y PERIODISTAS EN LA MASONERÍA ASTURIANA (2ª Entrega)



En el mes de abril realicé la primera entrega de este largo trabajo sobre la masonería asturiana, en este caso concretizada en el llamado Oriente de Gijón, donde hubo una pléyade de masones que estuvieron inmersos en los distintos medios de comunicación que se de dieron en la región a los cuales no fueron ajenos los masones inscritos en la masonería gijonesa tanto del siglo XIX como del  siglo XX.

Ahora traigo hasta este prizarrón la segunda parte de este largo trabajo, en le cual podemos ver dos grandes figuras como García Vela, González Blanco o José Fernández Díaz.

VG

Periodistas Masones

Uno de los grandes publicistas francmasones, que irá desgranando toda una visión singular y, sobre la cual sería interesante realizar un estudio crítico para comprobar cuanto hay de realidad en su obra de esa esencia masónica, es Fernando García Vela,[1] aunque es nacido en Oviedo (27 octubre de 1.888), su vinculación con la vida cultural de la ciudad y sus trabajo en el diario El Noroeste y, la logia Jovellanos le van convertir en todo un “playu [2]

Su recuerdo se nos va desdibujando, tal vez como él quería, pero le debemos un homenaje que se le ha hurtado y, que. merece este homenaje por intelectual y por hombre de bien y hombre leal. En él se dan de consumo dos ambiciones supremas: el periodista y el periodismo. Las dos en una y, en sí mismo y para los demás, aquí radica la significación del ser periodista y la ambición que quiere satisfacer el periodismo fundamentalmente, faceta a la cual se dedicaba con total ansia de conocimiento y aplicación, sabiendo los sinsabores que ya recogía en su libro “El grano de pimienta”:

“Las condiciones de la vida literaria española obligan al escritor a gastar buena parte de sus esfuerzos en artículos de periódicos.... EL escritor no puede encerrarse en su poesía, en su novela o su filosofía; tiene que estar al tanto, al tanto de todo y hablar de ello”.

Fernando Vela, al que tenemos batiéndose como articulista en el extinguido periódico: El Noroeste y, como redactor de la Revista Región (Revista de Asturias)[3].

Desde sus inicios en octubre de 1912 como aprendiz masón y con el simbólico “Platón” en la logia Jovellanos, desarrolla no solo importantes “planchas”, sino que además desempeña el cargo indispensable para la buena armonía del taller de Orador. En dicha logia compartía ilusiones y ansiedades culturales y filosóficas con el anarquista Eleuterio Quintanilla; Teodomiro Menéndez, diputado socialista y, con el carreñense Bango León.

En 1924 con el grado de Maestro Elegido de los Nueve (9º) le encontramos en los cuadros lógicos de la Gran Logia Regional del Noroeste, ejerciendo una pluralidad y tolerancia de amplio registro cuya esencia se recoge en sus múltiples artículos de toda índole y condición.

Pero además entre las funciones profesionales como empleado de aduanas,  García Vela ejerce como un activo secretario del Ateneo Obrero de Gijón que consigue de Magnus Blisktad una contribución de 50.000 pts que permitió llevar a cabo el traslado a su nueva sede en la calle Escurrida, en dicha asociación vamos a encontrará a varios hermanos de logia como fieles asociados.

Será pues con la organización de unos de estos actos del Ateneo cuando conozca a Ortega y Gasset. En un posterior reencuentro en Madrid, ambos “se reconocen” y serán ya inseparables, hasta tal punto que Ortega en 192o le reclamará para que ocupe una plaza como redactor del Diario Sol, pasando a prestar a su vez sus servicios en la Dirección General de Aduanas.

En Madrid asiste a los cursos universitarios de Ortega  y,  a la tertulia diaria que éste tenía  en el Café de la Granja de Henar, su relación va en aumento hasta tal punto que  1923 se materializa un querido proyecto de Ortega y  reclamará a Vela pasa que pase a ser precisamente su principal apoyo y, mano derecha, ejerciendo como hasta 1936 como secretario en la revista: Cuadernos de Occidente, la revista que pretendía poner a los españoles en contacto con Europa y con la intelectualidad más moderna del mundo.

Vela sigue con sus colaboraciones como redactor en el diario EL Sol que abandona en 1930 cuando éste cambia de orientación ideológica. Pasa por los periódicos Crisol, y Luz, retornando el Sol, cuando éste cambia de orientación, como director, aunque por poco tiempo.
En dirige el Diario Madrid entre 1934-1935, que es eximio período  de vida del diario. Con el gobierno republicano se le desposee de su cargo de funcionario  (1937) y una año más tarde lo hace el general Franco.

Fue alertado  por Marañón y se refugió en el consulado de Haití en Madrid, para después dirigirse a Francia y finalmente medio oculto se estableció en San Sebastián donde conoce a Gregorio Corrochano con quien  funda en 1938 el  Diario España, pasa a exiliarse a  Tánger residiendo en dicha ciudad hasta  1943, donde colabora con el realizado la  crónica internacional con lo seudónimos de Luis Longoria.

. Este periplo de primero encontrarse con el gobierno republicano y ser repudiado por estos y luego por el bando franquista  fue una cuestión  muy habitual de todo aquel que militaba o militó en las filas reformistas, así les sucedió a diversos masones militantes del reformismo.

El duro exilio, es algo que le puede y tras la muerte de su amigo y mentor Ortega y Gasset regresa a España; con esa muerte se cierra un ciclo que él exponía así: “...mi vida- quiero decir, la parte de actividad intelectual, literaria que puede haber en ella; en suma, mi vida- está comprendida entre las muertes de Leopoldo Alas y Ortega y Gasset – que muere en 1955-. Se abre con una y se cierra - virtualmente se cierra- con la otra”

En 1963 reaparece de nuevo la Revista de Occidente y existe un intento de recuperar a Fernando Vela para la secretaría cuestión que no acepta, sin que ello signifique que se desvincule del proyecto en el cual seguirá durante años colaborando, aunque esta vez dentro del Consejo Asesor y, publicando algunas notas, artículos y, recensiones filosóficas, pues como antes comentaba él mismo, su ciclo intelectual había concluido.

Como decía Avello en el homenaje que la Sociedad Asturiana de Filosofía le dedicó en 1977 a Vela:
“Tuvo que pasar algo para que Vela no haya llegado a ser bien conocido, algo que es suyo y no solo imputable a la modestia o la timidez. Algo que no fue suyo. Un quiebro, vibración, descuido...” [4]

¿Tal vez el haber sido masón influyó para ese olvido histórico ? Es más que posible si nos atenemos a que a día de hoy los masones asturianos y españoles siguen si tener un reconocimiento oficial, como lo han tenido otros colectivos que sufrieron las consecuencias de la Guerra Civil.
La vinculación de Vela con Asturias se acentúa y volverá de forma intermitente a  LLanes, donde finalmente recalará  donde una tarde de 6 de septiembre 1966 jugando una partida de ajedrez en l Café Pinín partirá hacia la Logia Eterna.[5]

Uno de los pocos periodistas francmasones  asturianos que escribió abiertamente sobre temas masónicos fue  el escritor Pedro González Blanco, que nace en Luanco en noviembre de 1879; su padre Inspector de 1ª Enseñanza se traslada a Cuenca con toda su familia, ciudad donde Pedro emprende los primeros estudios de bachillerato y,  que finalmente le llevaran hasta la Universidad Central, para realizar la carrera de Filosofía y Letras, que no llega a concluir.

Aunque Pedro González Blanco, no es un periodista tan prolífico como Vela, o Díaz Fernández, sus colaboraciones se encuentran en distintos medios entre los cuales está El Motín, periódico anticlerical dirigido por Nakens, donde Pedro  utiliza el seudónimo de Doctor Atizando Yesca.

Funda con otros escritores la Revista Helios y, fue amigo personal del ultraísta Cansinos Assens. Traduce a Nietzche y Maerterlinck, a la vez que colabora con el movimiento de Extensión Universitaria.
Así nos los retrata  Cansinos Sáenz:

Pedro González Blanco, un jovencito moreno, un tanto regordete, con un bigotito negro y el pelo muy sentado, que vestía con pujos de dandy y fumaba gruesos puros y hablaba en un tono rayante, de superhombre, ponía a los modernistas de neurasténicos, de ignorantes, de pobres hombres atacados de grafomanía. Él era amigo de Valle Inclán y de Villaespesa y sabía a qué atenerse. Valle Inclán era un "poseur" (Nakens aguzaba el oído, poniéndose la mano junto a la oreja) y Villespesa un mentecato, un zángano, que vivía a costa de su suegro, el coronel, y se pasaba el tiempo escribiendo unas cosas que él mismo no entendía y que eran majaderías manifies­tas..."[6]

Pedro González, tras este periplo madrileño se  traslada a Cuba y recorre media América acompañado del poeta Santos Chocano. Será precisamente en Méjico donde termine involucrándose en el movimiento revolucionario de Méjico, convirtiéndose en asesor del presidente de la República D. Venustiano Carranza. Regresa a España pero la Guerra Civil le devuelve de nuevo al exilio: Cuba, Argentina, Méjico, tras años de largo exilio vuelve a España y,  fallece en el pueblo de Villaseca de la Sagra (Toledo)  el 31 de enero de 1961 a los 82 años de edad.

Pedro González Blanco, es el único periodista- escritor asturiano que escribe sobre masonería y lo hace en la prestigiosa revista Latomia, ésta pertenecía a la logia Unión de Madrid, en la cual le encontramos en los tiempos de su fundación 1927, junto con los periodistas Joaquín Dicenta Alonso y,  Miguel Cámara Cendoya. Tanto la logia Unión y por consiguiente sus miembros, entre ellos Pedro González Blanco, se van a ver envueltos en las luchas de bandería política que tienen lugar a partir de 1932, con motivo del paso del Partido Radical de Alejandro Lerroux a la oposición azañista. Esta logia que en un principio estaba bajo los auspicios del Gran Oriente Español, terminará dentro de la Gran Logia Española, que en Asturias tendrá un pequeño triángulo masónico Artúrica,  fomentado por José María López Bombona y en el cual habrá otro asturiano que se vinculará con la Gran Logia Española como Gran Secretario, Herminio Álvarez del que ya hemos hablado como miembro de los somatenes.

El escritor luanquín, escribe en 1933 un pequeño opúsculo titulado “La Masonería” y lo hará para desmitificar precisamente la Orden. Según él no había rama de la historia más necesitada de rectificar errores que la historia de la masonería.:

Díaz Pérez, el supuesto John Truth, Morayta, los modernos Usero, Súarez Guillén y Díaz, no se han tomado más trabajo que el de copiar a Thory, ante todo a Clavel y a Findel, en segundo término. Sin el Acta Latomorum no habrían escrito Truth y Díaz Pérez sus escritos; y Morayta, inconsultamente la mayor parte de las veces, atribuye a la Masonería funciones que no siempre supo cumplir. Los demás autores citados giran alrededor de lo dicho por estos tres o cuatro historiadores”[7]

Otra de sus obras, que poco a poco van llegando hasta nuestra manos y,  demuestran su sentido crítico es: Conquista y colonización de América por la calumniada España, que se editó en Méjico en 1945.

Si García Vela sufría del silencio la figura de Pedro González Blanco es casi inexistente para los asturianos, en parte,  sus hermanos le eclipsaron su merecida fama, a esta saga pertenecían Andrés y Edmundo, si embargo a los españoles nos ha legado su quehacer  través de su trabajo de traductor de las obras de  Nietzsche.
 A dicho autor le dedique un libro en el cual  recogía un libro suyo sobre Masonería  y le hacia la introducción:



José María Súarez: nacido en Oviedo el 24 de octubre  de 1873 y  de profesión  tipógrafo. Se inició en la logia Jovellanos en 1920 con el simbólico de Begón, Su actividad está más relacionada con la actividad socialista ya desde muy joven , puesto que fue uno de los fundadores  de las Juventudes Socialistas de Oviedo en 1904 junto con Teadomiro Menéndez y Aurelio Cuartas. Organizó junto a Manuel Llaneza , el sindicato de Obreros Mineros de Asturias.

Su actividad política le llevó en el mismo año que entró en masonería  a presentarse a candidato en las elecciones por el distrito de Avilés.
Llegó a ser concejal del Ayuntamiento de Oviedo y más tarde Diputado provincial. Su relación con la prensa fue a través del periódico La Aurora Social” de la que fue su director y,  en cuyas labores era ayudado por otro francmasón Jesús de la Vallina, muerto en Méjico.

Fue presidente de la Federación Socialista Asturiana  durante los años  1925 y 1926 representando a esta en le Comité Nacional del PSOE.

Andrés Saborit  retrata los últimos días de José María Suárez. de esta manera:

Una mañana del mes de mayo de 1927, al regresar de mi trabajo de madrugada en la redacción del El Socialista, llegaron a mi casa …Manuel Llaneza y José María Suárez […] me informó Llaneza del acuerdo adoptado por el Sindicato Minero de costear cuanto fuera preciso para que José María ingresase en el Sanatorio que el doctor Labora tenía en Carabanchel Bajo a fin de recuperar la salud”[8]

Aunque parece ser que José María se resistía a que la organización acusase tal gasto que le aprecia extraordinario, la presión nerviosa va  en aumento pese al tratamiento del afamado doctor y, el 2 de julio,  José María Suárez no puede más y,  se arroja  al estanque del jardín del centro médico donde estaba recluido.

Avelino González García, nacido el 8 de agosto de 1894, de profesión periodista. Iniciado el 21 de marzo de 1924 en la logia Riego nº 2 de Gijón, con el simbólico de Panurgo; llega al grado de Maestro Masón (3º), concretamente el 10 de octubre d e1927. Avelino es un claro ejemplo de la tensiones que se daban en el taller gijonés, en un “balaustre” de la Gran Logia Regional del Noroeste al Gran Consejo Federal Simbólico con fecha del 20 de febrero de 1933, se da un informe de las actuaciones de Avelino a las altas autoridades masónicas, en él se expone que si bien su primera actuación dentro de la logia fue normal, aunque caracterizado “ por las luchas sociales y de carácter obrerista” , siendo además maestro de la Escuela Neutra pidió la “plancha de quite”. Más tarde se reintegró de nuevo, regularizando su situación en la Orden.
Este es parte del informe que realiza la cúpula de la GLRN dirigida al Gran Consejo Federal Simbólico:
“Llegó a pedir pl\ de quit\ hace algún tiempo, según decía al objeto de quedar libre para poder actuar en los trabajos socialistas, según correspondía a sus afanes; se le concedió, cometió algunos desmanes, puesto que no se ajustaba fielmente a las normas que imponen nuestras doctrinas y preceptos, hubo de tener algún rozamiento hasta con algún h\ de otras ideologías distintas al sindicalismo (aún cuando de escasa importancia) A los dos o tres meses hubo de pedir de nuevo el reingreso, que por evitar susceptibilidades hubo de concedérsele, si bien su readmisión fue bastante discutida y con alguna reserva mental /.../ últimamente ha ido a hacerse cargo del periódico CNT”.

Evidentemente los francmasones libertarios, creaban tensión en las logias, y más, cuando éstas en estaban compuestas mayoritariamente por reformistas, como era el caso de Gijón, si bien en un principio no había gran complicación en la convivencia, la situación se complica cuando se rompe el pacto de cooperación entre partidos y sindicatos. Esa ruptura se va a notar aún más, dentro de los talleres cuando el Partido Reformista da un giro hacia la derechización. Precisamente Avelino,  en esos mismos momentos ocupaba los cargos de “Orador Adjunto en la mesa de discusión” de la VIII Asamblea Nacional Simbólica de 1929, celebrada en Barcelona; siendo representante del la GLRN, (como Orador que era de ésta) ante la Asamblea Nacional extraordinaria de 1930.
Sus escritos como Director del CNT.....

JoséDíaz Fernández. Es un natural de Salamanca, pero criado en Castropol, el cual se vincula a primero a Oviedo a través de sus estudios de Derecho, cantera universitaria en la  que va a encontrase con diversos masones  tanto del siglo XIX que ejercían labores de docencia, como con vecinos de pupitre que en un momento u otro también serán sus vecinos de banco masónico.

Su vinculación con Gijón se produce en 1920 tanto por su colaboración periodística, al incorporarse a la plantilla de El Noroeste, donde inserta buena parte de su extensa producción literaria, aunque colabora igualmente en La Voz, Crisol, y Nuevo Mundo, su otra vinculación con la villa de Jovellanos, a efectuarse a través de su inquietud  intelectual y masónica que le llevaran a participar  de forma activa en  las distintas  actividades culturales gijonesas, teniendo como  colofón el ser elegido para formar parte  de la junta directiva del Ateneo Obrero,  asociación en la que habían participado numerosos masones y en la que aún se encuadraban unos cuantos

En dicha asociación Díaz Fernández va a desempeñar el cargo de secretario, de hecho tal y como nos refiere José Manuel Bolado:

“La proyección de José Díaz Fernández durante la dictadura de Primo de Rivera y los primeros años de la Segunda República, puede decirse que fue importante. Unía a su talento literario una personalidad pública , dinámica y de rica cultura. [...] sin embargo, pronto la literatura queda relegada, cede ante su deseo de cambiar el mundo; la política gana la partida”[9]

Y tanto fue así, que con motivo de la Asamblea Nacional Consultiva de Alfonso XIII, en la cual tenían representación los ex-presidentes de Consejos de Ministros y ex -presidentes del Congreso de los Diputados, Melquíades Álvarez dirige una carta Primo de Rivera en la cual renunciaba a “ejercer tal representación puesto que no era producto de la soberanía nacional”; en Asturias tal situación y como dice Oliveros distintos elementos hicieron una fuerte campaña:
“...se dio en organizar la perturbación sistemática revolucionaria de la vida política constituyéndose núcleos de conspiradores en Gijón Oviedo y en la Cuenca Minera, y a cuyo frente estaban : Teodomiro Menéndez, Eleuterio Quintanilla; José Loredo Aparicio y Mariano Merediz”.[10]

 Tras el fracaso de la sublevación de Sánchez Guerra, el grupo opositor asturiano retomará con más interés sus labores revolucionarias, redoblando sus actividades haciendo reproducir clandestinamente las ediciones de las denominadas Hojas Libres,” que se editaban en un imprenta de Villaviciosa. Por lo que deja traslucir Oliveros, eran sufragadas en buena medida por la familia Merediz, que iban afrontando con infinita paciencia las acometidas del régimen; de hecho en un banquete que se le dedica a Gregorio Marañón en Gijón en la misma fecha del santo de Alfonso XIII, tras los vinos, las irónicas lenguas de Díaz Fernández, alias “Pepillo”, y de Mariano Merediz se desatan en los discursos y terminan junto a otros correligionarios en la cárcel, y con una multa pecuniaria de 250 pts al abogado maliayés .

En 1931, José Díaz es elegido representante en las Cortes por el Partido Republicano Radical Socialista, cargo para el que vuelve a ser elegido esta vez por la provincia de Murcia en 1933, pero esta vez bajo la bandería de Izquierda Republicana, además de desempeñar el cargo de secretario político del Ministerio de Instrucción Pública.
Pepillo, como le bautizan sus amigos, pasa la Guerra Civil en Barcelona como jefe de prensa, la guerra concluye y como el resto de los republicanos más comprometidos emprende el duro camino del exilio que le llevará hasta Francia, quedando internado en los campos de concentración de los que sacado junto con otros hermanos masones a través de la infraestructura que la masonería española había montado junto con la AMI (Asociación Masónica Internacional) en Francia.

Se instala con su mujer y su hija en Toulouse, y aunque tiene esperanzas de poder trasladarse a Cuba, pasa al Oriente Eterno en 18 de febrero de 1941 en tierras francesas.

José Díaz Fernández “alias Pepillo” se inicia en la logia Jovellanos, donde le encontramos entre los años de 1922 a 1928 con el simbólico de Wagner, Díaz Fernández, a ser uno de los hombres jóvenes, de profesiones liberales que después del movimiento de 1917, van a enrolarse en la filas de la masonería, y así tememos a catedráticos como Marcelino Aguirre González, y Manuel Rivera Ruiz, al escritor López Merino y a Fernando Vela y Ricardo Serna luego desaparece de los talleres asturianos, puesto que se va a trabajar en los medios periodísticos madrileños de la mano de otro francmasón y amigo Fernando García Vela, que le lleva hasta el Diario EL Sol .

Allí suponemos, que ambos seguirían enlazados en el abrazo fraterno y solidario de la masonería, que muy bien les había arropado en Asturias.

Su trabajo periodístico no fue de tan clara tendencia masónica como el de su compañero y convecino Pedro González Blanco, aunque queda por examinar con sumo cuidado “esos hipotéticos rastros masónicos” en sus colaboraciones periodísticas José Díaz Fernández tiene como novelística, además un largo capítulo de colaboraciones en prensa, un novelística que podemos recoger en El Blocao (1928),  La Venus Mecánica (1930) y un tercer libro de ensayos El nuevo romanticismo.

El expediente personal de su pertenencia a la masonería[11], hay diversos documentos que explican lo que los servicios policiales trabajaron para poder datar fielmente al “Pepillo”, por un lado hay en diploma del Gran Oriente Argentino de Rito Azul a nombre de José Díaz Fernández natural de Ribadeo, domiciliado en Buenos Aires, e iniciado en la logia Emilio Castelar, en el cual se confirma la concesión del grado de Maestro Masón (3º) en 1910, este francmasón que está en paradero desconocido va sufrir sentencia el 5 de marzo de 1945 por el Tribunal Especial para la Represión y la Masonería por el cual se le condena pena de doce años y un día de reclusión menor y accesorias legales de in habilitación. Por otro lado dichos servicios tienen abiertos otros dos expedientes a otras dos persona que responden al mismo nombre y apellidos, uno Inspector del Timbre y natural de Pajares, y otro natural de Quirós, y de profesión forjador. El lío que tenían era monumental, al original  “Pepillo” lo tenían clasificado como abogado y diputado socialista  

Su figura y su proyección que aquí no se trata con la largueza que debiera esperarse, se debe en parte a que sobre Díaz Fernández hay diversa obras que recogen no solo su trabajos periodísticos, sino también su experiencia vital[12]; queda pues abierta la puerta para tratar de forma unitaria la figura y proyección en la masonería y en la sociedad gijonesa  de José Díaz Fernández.

Víctor Guerra  Historiador de la Masonería Asturiana


[1] AHN Expediente 42. Legajo 412. También se puede leer el libro de Teófilo Rodríguez Neira “ Fernando Vela y Asturias. Biblioteca Académica Asturiana (Caja de Ahorros de Asturias) 1985.
[2] A los naturales de Gijón, también se les denomina “playos” como a los ovetenses “carbayones”.
[3] Se sacaron muy pocos números, y era editada en los talleres del periódico El Noroeste. Este periódico tenía dos cabezas redactoras: una en Oviedo y otra en Gijón que dirigía Fernando García Vela. 
[4] Avello F; Manuel: Recuerdo de Fernando Vela BIDEA . Año XXXI, Septiembre –diciembre nº 92, y existen además trabajos en el nº 99: 101 y 105-106.
[5] Más trabajos biográfico y de acercamiento a su personalidad se pueden encontrar en La Nueva España  del 6/03/1983  y del  9 /05/2000 firmado por Ramón Baragaño el primero y por Bastián Faro el segundo. Y Frenando Vela en el recuerdo  del 23 /09/1999 : La Nueva España firmado por Víctor Guerra.
[6] Cansinos- Asséns; Rafael: La novela de una literato. Tomo I Edt. Alianza Tres.  pag. 42 y 43
[7] Artículo “Sobre el Arte Real” firmado por el hermano\ “Bolívar” simbólico correspondiente a Pedro Glez. Blanco y que se imprimió en la Revista Latomía volumen II. Madrid 1933. Una amplia referencia a la logia Unión y sus conflictos y el papel de Pedro González Blanco se puede encontrar en el trabajo de Mª Dolores Gómez Molleda de “La masonería en la crisis española del siglo XX 
[8] Saborit; Andres: Asturias y sus Hombres.
[9] Bolado, José M: EL Cuerpo de los Vientos. Cuatro literatos gijoneses. Biblioteca Gijonesa del Siglo XX. Edt. Gran Enciclopedia Asturiana.
[10]  Oliveros; L. Antonio: Asturias en el  resurgimiento español . Edt. Silverio Cañada
[11] AHPA. Expediente Personal Nº 7 A Legajo 68. 
[12] Por un lado esta la obra ya citada de José M. Bolado y la referencia de Ana Isabel Llaneza Vioque presenta en el II Congreso de Bibliografía Asturiana de 2000, una ponencia Bibliografía de inéditos de José Díaz Fernández. Además de diversa colaboraciones en prensa sobre su figura entre las que destacan las Gracia Noriega en La Nueva España (Oviedo) y Miguel A . Serrano Monteavaro en La Comarca de Eo (Lugo).

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