APROXIMACIÓN A LA MASONERÍA GIJONESA DE LOS SIGLOS XIX Y XX (2ª Entrega)
Hace un tiempo empecé con esta serie de un libro agotado : Aproximación a la masonería Gijonesa. siglo XIX y XX y siguiendo con ese compromiso, aporto una segunda entrega de ese pequeño trabajo que obtuvo el premio IES Rosario de Acuña.
Adjunto el enlace a la primera entrega
2.- TALLERES MASÓNICOS EN ASTURIAS EN EL SIGLO XIX
No se puede abordar la aproximación a la masonería
gijonesa, sus áreas de influencia y su papel histórico, sin antes hacer un
breve repaso sobre las formaciones que se dieron en la región durante el siglo
XIX, que nos dará un enfoque de referencia importante para juzgar, no sólo lo
que pasa en el seno de la ciudad, sino también en los propios talleres y su proyección
en el siglo XX.
La existencia de actividad masónica en el siglo XIX en
la región y que podamos contrastar con varias fuentes documentales, la tenemos
a partir de 1850, donde se inicia la andadura de los “Hijos de la luz”[i],
con un primer taller en Gijón.
Oviedo, en cambio, se abre a la actividad de los “Hijos de la viuda”[ii]
de forma más tardía en 1874, con la apertura de trabajos por parte de la logia Luz Ovetense
y concluye dicha presencia, al igual que en Gijón, de forma brusca en 1894 con
el abatimiento de columnas de la logia Juan
González Río. El resto de
talleres repartidos por la región concluyeron su vida sin poder sobrevivir a
las grandes logias ovetenses y gijonesas.[1]
En este período de casi cuarenta y cuatro años, la
francmasonería en su conjunto, pasó por graves momentos de abatimiento y
represión, hasta concluir su actividad con las consecuencias del desastre
colonial del 98. Catástrofe en la cual se vio envuelta por diferentes razones
la masonería, cuya participación y trascendencia, está en período de estudio.
Esta masonería asturiana del siglo XIX, tras diversos
conteos de logias y afiliados, da como resultado un total de 23 talleres, con
un montante aproximado de unos 560 masones[2].
En este mismo período tenemos una importante presencia de Obediencias en el
seno de la masonería española, y como consecuencia se producirá un cierto
cambio de talleres o logias, que primero se adscriben a una Obediencia[3]
y luego a otra, situación que también afectará a las logias asturianas.
Los parámetros en que se mueven las logias asturianas,
tampoco difieren en demasía de la que se configura en el resto del estado, al
menos en cuanto a la ideología de sus miembros. En general profesan una
ideología de corte republicano que abarca desde el más matizado conservadurismo,
hasta cierta militancia con matices beligerantes, sin llegar a los extremismos
que se dan en zonas con fuerte presencia anarquista, como Valencia o Cataluña.
En Asturias el fenómeno de la presencia anarquista dentro de los talleres
masónicos no se dará hasta el primer tercio del siglo veinte.
El componente socio profesional de las logias
asturianas va a estar también en consonancia con la aptitud política que se ha
comentado. Así pues, a finales de siglo diecinueve hay en el cuadro lógico de los
talleres, una presencia importante de profesores, abogados, médicos,
comerciantes e industrial, cuyos perfiles reúnen la característica de cierto
progresismo social y político. Algunos llevarán esa militancia ideológica como
librepensadores, no solo al seno de las organizaciones políticas, sino a los
organismos que rigen la sociedad: corporaciones locales o al propio parlamento.
Así mismo se detecta dentro de la francmasonería regional de dicho siglo, la
presencia de elementos que van a coadyuvar a poner en pie las primeras
organizaciones obreras de carácter político y sindical.
Apuntar en este sentido, que la masonería de dicha
época hizo una apuesta seria por la incardinación del elemento obrero en su
filas, y es obvio que el iniciado en masonería, llegara a tener un determinado
status de conocimiento e instrucción, que difícilmente podría obtener en otro
lugar y que lo cualificaba como un buen dirigente.
Hay
por otro lado, en la raíz de las logias asturianas una clara vocación
librepensadora que les llevaba a estar presentes en los proyectos de
beneficencia y socieducativos, pero imprimiendo en todos ellos un cierto punto
laicista. ¿Hasta donde llegó esa labor
formativa o educacional de las logias masónicas en la gente de extracción
social y cultural inferiores? y ¿Hasta donde alcanza el obvio trasvase de
influencias entre hiramismo y el societarismo obrerista? Estás preguntas se las
hacía la propia iglesia asturiana de aquel tiempo, y ello generó por parte de
ésta y bajo el liderazgo del Obispo Martínez Vigil, una cruzada contra la
masonería que se denominó liga antimasónica, a la que contestaron de forma
beligerante algunos talleres, como fue el caso de la logia Juan González Río o los Amigos
de la Humanidad, que llegaron a tomar posturas de enfrentamiento con la
iglesia.
Es importante remarcar que en aquellos momentos dentro
de la masonería peninsular se estaba debatiendo una vez más la concepción del
(GADU), si éste era un dios revelado y por tanto era necesario creer en ese
dios para pertenecer a la masonería, o por el contrario era un principio
universal y como agnósticos se podía formar parte de la orden. En Asturias,
también se dieron estas dos divisiones dentro de los “Hijos de la luz”. Bajo ese prisma puede ser entendida la
colaboración de algunos francmasones, caso de Braulio Vigón y sus
colaboraciones con órdenes religiosas en pro de la enseñanza. Otros en cambio,
optaron por adentrarse aún más en una fuerte raigambre librepensadora, donde
podemos destacar las figuras de Juan González Río, Rafael Calzada, César
Álvarez Cascos o la propia Rosario de Acuña.
Dicha cultura estaba tan presente en algunas logias,
que no en vano, en Gijón se reunió uno de los diversos Congresos de
Librepensamiento que se celebraban por toda España y Europa, a los cuales
algunas logias enviaron sus delegaciones.[4] Y como expresión de tales posicionamientos, a
lo largo del siglo diecinueve como del veinte, se editaron diversas revistas de
carácter masónico en las cuales trabajaron codo con codo librepensadores y
masones: “ La Verdad” de Oviedo, “EL Hombre Rojo “ y “Minerva”
estas dos últimas en Gijón
Además de las concomitancias ya descritas sobre la
composición socioprofesional, el carácter ideológico y la militancia
anticlerical, hubo en la masonería cierto componente urbano (tendencia
asimilada a la masonería moderna), que presenta un desarrollo territorial que responde
en parte a la presencia del elemento obrero cualificado en las poblaciones más
industrializadas: Avilés, Gijón, Trubia, y luego los centros donde se hallan
los elementos más ilustrados, Oviedo, Luarca, y Navia, lo cual generará un
determinado mapa de formaciones masónicas en la región:
Formaciones
masónicas en la Asturias del siglo XIX[5]
GIJON:
v Logia Los
Amigos de la Naturaleza y Humanidad, 1850-1854 (31 miembros).
v Logia Los
Amigos de la Naturaleza y Humanidad,1871-1875 (34 miembros).
v Logia Amigos
de la Naturaleza y de la Humanidad, nº 239;1879-1888 (76
miembros).
v Logia Amigos
de la Humanidad, nº 61; 1889-1894 (59 miembros).
v Logia La
Perla del Cantábrico, nº 75; 1891-1892 (16 miembros).
v Logia La
Razón, n º l24; 1878-1888 (8 miembros).
v Logia Ciencia
y Virtud, nº 128 (¿?).
v Capitulo
Provincial Juan Padilla, (¿?).
OVIEDO:
v Logia Luz
Ovetense, 1874-1877 (52 miembros).
v Logia Nueva
Luz, 1877-1886 (98 miembros).
v Logia Los
Caballeros de la Luz 1886-1888 (11 miembros).
v Logia Juan
González Río, nº 42; 1888-1893 (129 miembros).
v Capitulo Vigilantes
de Asturias, 1889-1892 (29 miembros).
AVILÉS :
v Logia Justicia,
nº 123; 1879 (24 miembros).
v Logia Concordia,
nº 375; 1887 (24 miembros).
BELMONTE: Logia Fraternidad, nº 128;
1879 (11 miembros).
BIMENES: Logia Simbólica Luz de Bimenes, nº 87; 1891
LUARCA:
v Logia Estrella
Benéfica, nº 169; 1882 (¿? );
v Logia Luz
de Luarca, nº 236; 1883-1888 (12 miembros).
v Logia Jovellanos,
nº 128; 1891(18 miembros).
NAVIA:
v Logia Antorcha
Civilizadora, 1879-1888 (20 miembros);
v Triángulo Rafael
del Rieo, 1892 (5 miembros);
TRUBIA: Logia El Trabajo, nº 39; 1872 (53 miembros)
Evidentemente
a la luz de este catálogo de talleres y la cuantificación de sus miembros,
cifrada en unos 511 masones, no deja ser cierto que hubo
un cierto grado de influencia en
la sociedad asturiana, que contaba entre 1887 y 1897 con una población que
rondaba las 600.000 personas, o sea, que había un francmasón por cada 1.174
habitantes. Sí tenemos en cuenta el grado de formación y de conocimiento, y los
recursos económicos, que las propias logias y los propios francmasones tenían,
estamos hablando de un colectivo social, que necesariamente habría dejado su
impronta en el entorno en el cual se desarrollaba. El grado de penetración en
la sociedad es uno de los componentes que motivan esta aproximación a la
masonería gijonesa.
@Victor Guerra
[1]
Aunque Pedro Álvarez Lázaro
en un trabajo sobre librepensamiento, en “La masonería en la historia de
España” habla de que la logia Luz de Luarca está presente en el
Congreso Internacional de Ginebra de Librepensamiento en 1902.
[2] Los profesores Antonio R. De las Heras y Tomás
Nogales en su trabajo “El estado actual
del Banco de Datos de Masonería”, presentado en el V Symposium Internacional de la Historia de la Masonería Española, (Cáceres 1991); nos dan otra
estadística diferente, ellos hablan de 18 talleres y de 711 masones, entre los
que se encuentran una mujer. En mi trabajo sobre ” La masonería en Asturias 1850-1938” . Contabilizo 23 talleres y unos 560 masones y 2
mujeres. La contestación, a esta disparidad numérica, procede de que se
contabilizan 711, como entradas totales, y muchos de ellas son repetidas puesto
que han estado en varios talleres ( se contabilizan un total de unas 163
repeticiones).
[3] Obediencia: federación de Logias
organizadas en Potencia Suprema. Tradicionalmente el nombre de Gran Oriente,
designa a la federación de Logias de diferentes Ritos y la Gran Logia que utilizan
el mismo. Para una profundización en el tema puede consultarse la obra de Pedro Álvarez Lázaro “ La Masonería Escuela de Formación del
Ciudadano”. Universidad
Pontificia de Comillas, 1998
[4]La logia Luz de Luarca, asiste al Congreso Internacional de Librepensamiento
de Ginebra de 1902, presumiblemente con César Álvarez Cascos como su
representante.
[5]
El numero y la adscripción de
las distintas logias a veces no corresponderá con otras informaciones, puesto
que al haber logias que unas veces pertenecieron a un Oriente u Obediencia, y
luego se pasaron a otro, dichas numeraciones sufrieron alteraciones, de ahí que
haya una misma logia con dos o tres números distinto, según el cambio obediencial que hubiera hecho y la política de numeración que tuviera dicha
Orden, las hubo que respetaron el numeral y otras que reasignaron nuevos
números.
[i]
Hijos de la Luz. Denominación que se
dan así mismos los masones. Hay que
tener en cuenta que La luz se
identifica tradicionalmente con el espíritu o con la manifestación de la
moralidad, de la sabiduría, y de las siete virtudes; el color blanco que se le
atribuye atiende a la síntesis de la totalidad. La luz está en relación
complementaria con la oscuridad. El simbolismo de la salida de las tinieblas
(oscuridad) hacia la Luz está en todos los rituales. Luz y Oscuridad
son valores alternantes de la evolución representados en el ajedrezado de la
Logia. De ahí que muchos talleres lleven en su nombres dicho término puesto que
es la eterna búsqueda del conocimiento iniciativo y la adquisición de la
coincidencia de un centro y de una fuerza espiritual.
Y por tanto “Recibir la Luz” es ser
admitido mediante el ceremonial pertinente de iniciación, y tras pasar por las
distintas pruebas de purificación, y prestado juramento de no declarar los
misterio de la masonería
[ii]
Hijos de la Viuda. Es una expresión
bíblica por la cual los masones se designan así mismos y que está tomada del
libro de “Los Reyes 17;1-24” . Cuando Elías resucita el
hijo de la viuda Serepta. Hiram también es hijo de una viuda de la tribu de
Neftalí. La viudez significa en la tradición hebrea “ ser despojado”
también está relacionado con el mutismo, incapacidad para articular palabras;
así es como el término “Hijos de la viuda” cobra el
significado: “Los masones son aquellos que, mudos y despojados en este mundo de
exilio, esperan ser rescatados por el maestro” Hay otras explicaciones que
expresan que puesto que la Masonería es la viuda del Maestro Hiran, y los
masones son sus hijos. Otras exponen que la Masonería es la viuda de todas la ordenes
iniciáticas extinguidas, las cuales una vez “ consumido su tiempo” se
reabsorben en su germen a fin de atravesar un período de oscuridad simbolizado
por el velo negro de la viuda.
Comentarios