Trabajo de arquitecturade José
Maldonado
José Maldonado, último
presidente de la Republica Española, y miembro de la Logia España. fundada en Abril de 1947, la cual trabajaba bajo los auspicios de La Gran Logia
de Francia con sede en París (
Francia),trazaba esta plancha – encontrada en su
archivos y manuscrita- del Hermano Campomanes y que fue leía 29 de Febrero de 1952, en homenaje a otro
masón: Dionisio Ferrer de simbólico “Modestino”.
Ven:. M:. y Q:.H H:.
Cuando el terrible
misterio de la muerte no separa de un ser querido, cuando el amigo entrañable
ha emprendido la ruta sin retorno del más allá; cuando según la frase
magnífica, estoica, y acrisolada de Grabiela Mistral, la persona que contaba
con nuestro afecto se ha adelantado a nosotros, se ha ido antes “el choque que
la separación nos produce, la sensación de vacío que el que se ha ido” deja a
su alrededor nos impiden juzgarle de manera objetiva.
Lo afectivo prima
de tal manera en nuestro espíritu que no solo reduce a un plano secundario las
diferentes facetas del que fue en vida un amigo entrañable, un verdadero amigo,
uno las desdibuja, las diluye de tal forma que llega incluso a hacerlas
desaparecer.
Es necesaria la
colaboración del tiempo para que vaya produciéndose lentamente el fenómeno
inverso, para que lo afectivo se esfume y se pueda ir perfilando en todos sus
matices la imagen inicial que transitoriamente se había eclipsado.
Recordar a los
muertos con los que se ha convivido equivale a un poco a reanudar con leve
esfuerzo de imaginación, el diálogo que su desaparición había dejado
interrumpido. El cuadro del Taller:. Es para ello propicio, y aún veo yo, ahí
enfrente a mi, en el puesto del H:. Limosnero la figura del Q:. H:. Modestino, siguiendo con atención y
con pasión hasta lo más anodinos incidentes de la Tenida menos interesante
acariciándose nerviosamente una mano con la otra y llevándose la distraídamente
a la cabeza, y mirando sin pestañear, con aquellos ojos desorbitados y voraces,
con los que parecía querer captar todo y dispuesto siempre, desde el día que siguió
al de iniciación, a intervenir con oportunidad y regular certeza, en cuantas
cuestiones aquí se sustentaban.
Pronto, muy pronto,
pudimos todos darnos cuenta de los progresos que en su formación masónica hacía
el H:. Modestino, lo que no es de extrañar porque en la vida profana
se había dedicado con fervor a una
profesión, el ejercicio del Derecho, al culto de la justicia, a la práctica de
la equidad, profesión que es un sacerdocio sin en el manejo de los preceptos
legales, estos se dosifican y mezclan para servir de base a las resoluciones ,
teniendo como cimiento, como fermento, si queréis, las normas de la moral más
estricta; práctica que en lugar de deformar contribuye a formar a quien la
realiza y propicia así su perfeccionamiento espiritual, realizando a la vez una
obra paralela a la que nosotros los francmasones nos hemos asignado como
misión.
Los pleitos
civiles, los procesos criminales constituyen una magnífica escuela para el
conocimiento de todos los recovecos del ala humana, las tretas, las argucias de
los litigantes, las falsedades y las simulaciones, todas las pasiones danzan en
torno de los papeles que los abogados y los jueces manejan cotidianamente, y el
horror de tantos detritus hace que su contemplación surja un espíritu un ansia
de mejora, un anhelo de superación y de perfeccionamiento.
El análisis de los
movimientos subterráneos que dan lugar al delito, que origina el crimen, ha
llevado a los espíritus más elevados a las conclusiones más generosas, a las
teorías más audaces y más revolucionarias.
Por otra parte
gloriosa, tradición española “compadecer al delincuente aún obrando el delito”
como habría dicho la gran Concepción Arenal y pensaba como el ilustre
Dorado el Derecho penal del porvenir
tenía que ser un derecho protector de los criminales, o como bien recordaba ,
como lo hizo un ilustre jurisconsulto que afirmaba que la “historia de la pena
es la de su abolición progresiva”.
Estoy por ello
seguro de que algunos de sus fallos, en algunas de sus sentencias podría
adivinarse sin esfuerzo ese impulso renovador, esa ansia de equidad, de
justicia que por encima y en medio de la estricta sujeción a las normas
jurídicas, a los textos legales habría animado como una llama de futuro, como
nuestra luz simbólica, las resoluciones de un notable magistrado francés de
Magnans el juez de Chateau-Thierry a quien se ha denominado por antonomasia el
buen juez.
El jurista así
formado habría de tener también preocupaciones ciudadanas, había de interesarse
en enterarse, como se enteraba en todo, con pasión por las actividades
políticas de su país, lo que lleva a tener a una vida intensa de republicano,
con todo lo que en España significa tal denominación.
Ferrer sirvió a la
Republica en España haciendo justicia republicana, es decir justicia a secas, y
la sirvió también contribuyendo a la realización de la justicia en lo social,
al lado de un Hermano respetable, de un hombre ilustre, de un político
ejemplar, al lado del H:. Marcelino Domingo.
¡Con que dignidad,
con qué serenidad y con que elevación pasó los el juez Ferrer los años
decisivos del destierro¡
La significación
del verbo claudicar estoy seguro de que no tenía sentido para él, como estoy
cierto de que no comprendía tampoco la existencia de la expresiones doblegase o
someterse.
La causa
republicana, era la causa del Derecho,
lo que el republicanismo español significa hoy en el mundo es la
protestas ante la enorme injusticia que
permite que nuestro pueblo viva oprimido cuando sería tan fácil devolverle sus libertades.
A la defensa de
este derecho se consagró Ferrer, y con la fé en el triunfo, y en ese fervor nos
hemos formado, en la convicción de que la idea del Progreso es un axioma. Se
fue al Oriente Eterno, no sin antes haber dado a todos sus amigos, -recordamos
sus últimos días en el hospital- un hermoso ejemplo de civilidad y de entereza.
No podía en Francia
aplicar la justicia, más pudo y lo hizo de manera saliente, de servir la causa
de las libertades de su pueblo. El dolor, la miseria, las angustias de los
desterrados, llevaron a Ferrer en sus últimos años al ejercicio de la
solidaridad, del que fue un verdadero apóstol.
Permitidme hoy que
le recordamos que diga aquí resumiendo lo fue n su vida, y sin temor e hacer
ninguna afirmación desorbitada, que nuestro amigo fue un hombre. “Nada menos
que todo un hombre” que diría Unamuno, que es lo más a lo que puede se aspirar
en la vida.
He Dicho. José Maldonado (Campomanes).
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